El Real Madrid tendrá que remar, y mucho, para atar su clasificación para los cuartos de final de la Euroliga. El conjunto blanco cedió ante el CSKA Moscú (89-96), en un partido en el que fueron a remolque desde el primer minuto y no pudieron reducir la desventaja en un alarde de coraje en los últimos minutos. En el último cuarto, los pupilos de Pablo Laso lo intentaron todo, pero la defensa no había acompañado y era demasiado tarde para la remontada.
Cinco partidos por disputarse, cinco finales y la primera, contra el último campeón. El CSKA de Moscú arribaba en el Palacio de los Deportes dejando sensaciones similares a las que mostró con anterioridad el Barcelona. Un equipo superior, candidato al título, y al que un Madrid de mínimos debería desconectar para poder contar con opciones de triunfo. Los blancos, con bajas de importancia, confiaban en el poder del grupo y la pizarra de Pablo Laso para imponerse.
El inicio de partido se antojaba fundamental y pese a los esfuerzos madridistas, el CSKA pronto tomó el mando en el marcador. La labor de Clyburn, en forma el mejor alero de la Euroliga, y el líder anotador Mike James, se imponían a la primera unidad madridista, que maquillaba el marcador hasta mostrar una desventaja mínima al término del primer cuarto.
En el segundo, otra historia, triste para el Real Madrid en términos defensivos. Sin la presencia de su ancla, el conjunto blanco se perdió ante la movilidad del CSKA, que sumaría la friolera de 32 puntos en un cuarto que abría la primera brecha importante en el luminoso. El descanso obligaba a una reacción urgente de los locales para no seguir perdiendo opciones de clasificación en la Euroliga.
En estos momentos, Pablo Laso tiene claro el pico de forma de sus jugadores y quienes son sus hombres de confianza para afrontar el tramo clave de la temporada. El técnico no rotó como acostumbra y, a decir verdad, se echó en falta mayor minutaje, y rendimiento, de jugadores como Abalde, Garuba o incluso Carroll, que activó su condición de francotirador para postularse como el mejor de los remeros madridistas.
Remar para morir en la orilla
Con un equipo sensiblemente inferior al de otras temporadas, el carácter del Real Madrid se ha forjado a lo largo de los años, y cuenta con una base de peso como para que las novedades y las inclemencias de la temporada les impidan competir ante cada rival. Con Laso a los mandos y un vestuario unido y a dictado del entrenador, cualquier reto es una oportunidad de sacar la cabeza y asegurar que, pese a todo, uno de los grandes de Europa sigue luchando en cada partido como si fuera el último.
Así entró el Madrid en el último cuarto, notablemente inferior que su rival pero con posibilidades tangibles de luchar por la victoria. El Tavares más plural, aportando en puntos, rebotes e incluso asistencias, alzó a sus compañeros, con Thompkins como principal aliado y Causeur destacando desde el exterior. Pero era demasiado tarde. El CSKA es un equipazo y su templanza le dio para cerrar el partido sin demasiados apuros. El Madrid tendrá que seguir remando para firmar su pase a cuartos de la Euroliga.
