El Real Madrid va más allá de las bajas y ya está en la final (80-77) de la Liga Endesa. El conjunto blanco se repuso de las ausencias en un día de regresos entre algodones y competitividad máxima con Valencia Basket y superó al conjunto taronja con una actuación digna de mención. Usman Garuba, con una intensidad inigualable en el panorama europeo, lideró el partido en anotación y rebote para ser la figura que necesitaba el conjunto de Pablo Laso para seguir disputando la Liga.
El precedente más reciente había deparado una victoria clara de Valencia Basket ante un mermado Real Madrid. Los blancos se habían apuntado el primer partido de la serie pero en el segundo, los taronja ajusticiaron a un equipo blanco si base y sin capacidad para competir con el trabajo del conjunto dirigido por Jaume Ponsarnau.
Pablo Laso recuperaba a Sergio Llull, lesionado en los previos y Alberto Abalde para el encuentro más importante de la temporada. El segundo capitán, primero de facto, se veía con la responsabilidad para echarse el equipo a las espaldas, un conjunto que adolecía de la gestión de un base y abandonado a la causa, prometedora, de dos jóvenes llamados a grandes cosas como Alocén y Juan Núñez, que brindarán tardes de gloria a la parroquia madridista pero resultan insuficientes para la más rigurosa actualidad, al máximo nivel.
El Madrid se clasificó a la final en un encuentro de máxima igualdad y en el que dos líderes llevaron en volandas al equipo hacia la victoria. El primero, Usman Garuba, finalizó con unos números de 16 puntos y 14 rebotes, de otro planeta, que explican su próxima elección destacada y salto a la NBA tras el próximo Draft de 2021. El otro, Sergio Llull, representa la veteranía y la épica, tras varias semanas de baja, recuperado de una lesión para ponderar más que nadie en un último cuarto que pudo condenar al líder de la fase regular, pero acabó ensalzándole en gran medida merced a la labor, un día más, del ’23’.
