Cuatra victoria consecutiva en Euroliga

El Real Madrid se hace gigante ante Maccabi (79-63)

El Real Madrid sumó una nueva victoria en Euroliga, donde parece haber encontrado el tono tras un inicio muy negativo. El equipo blanco se impuso a Maccabi Tel Aviv (79-63) en un choque dominado de principio a fin ante un rival de peso

Real Madrid Maccabi
Tavares anota sin oposición. (EFE)

La Euroliga recibe con los brazos abiertos la mejor versión del Real Madrid. El equipo blanco se ha encontrado, tras semanas de dudas y una necesaria recuperación, con su velocidad de crucero en una competición en la que, marcha de Campazzo mediante, deben aspirar a todo. Maccabi no fue rival (79-63) para el equipo blanco, en su partido más completo de los últimos tiempos, que permite el optimismo generalizado en el club con la sección.

El principal aliciente del partido, con permiso del caso Campazzo, era la visita al Palacio de los Deportes de Ante Zizic. El pívot croata, que estuvo atado por el Real Madrid en una operación finalmente frustrada, llegaba como una de las estrellas del siempre peligroso Maccabi Tel Aviv, equipo preparado para combatir con los grandes y dispuesto a llevarse el botín de la capital de España.

Con una racha de tres victorias consecutivas en Euroliga, el Real Madrid demostró en el comienzo de encuentro su voluntad imperiosa de seguir sumando. Afortunados en el tiro y con una implicación defensiva ostensiblemente por encima de la media, los pupilos de Pablo Laso hicieron de la conexión argentina un auténtico baluarte para establecer las primeras ventajas en el partido. Deck se encargaba de la ejecución, mientras Campazzo, con seis asistencias en los primeros diez minutos, repartía indistintamente para su compatriota, Abalde o Tavares en una puesta en escena de muchísimo nivel de los blancos.

El Madrid cosía y cantaba mientras Maccabi, con sus exteriores perdidos en el entramado merengue, utilizaba a un extramotivado Zizic como sostén para no marcharse del partido a las primeras de cambio. El croata habría sido un enorme fichaje para el Real Madrid, en un perfil complementario y enfocado a la ofensiva con el que reemplazar a Tavares en sus minutos en el banquillo.

Zizic no pudo venir y Tavares, cuando se cuecen las habichuelas y las faltas le respetan como en la noche del miércoles en el Palacio, se ve obligado a ‘chuparse’ quince minutos seguidos sobre el parqué. Sus números fueron lo de menos en la primera parte, pero su influencia, apoyada por la hiperactividad de los bases –muy bien Llull y excelso Facu– y el físico de Abalde o Garuba convirtió al Madrid en el muro al que desean parecerse en Europa.

Victoria de confirmación

El descanso trajo un reposo necesario para Maccabi, que se marchó trece abajo tras una canasta sobre la bocina de Abalde, y Wilbekin demostró su despertar con dos triples consecutivos que admitían el calificativo de elemento agitador del partido. No obstante, el Madrid dictaba sobre el Palacio y Randolph y Tavares respondían para mantener la diferencia, siempre rondando o superior a los diez puntos.

Los minutos avanzaron bajo un aroma de mínima relajación ofensiva de los blancos, con Abalde extrañamente desacertado dentro de una asunción poco habitual de tiros. Sin embargo, el tapón estaba puesto en el aro y Llull ejercía de elemento agitador mientras Deck continuaba con su cosecha de puntos.

Ya en los últimos diez minutos, la explosión definitiva del Madrid hizo acto de presencia. Tras unos primeros minutos bajo el mismo guión, dentro de un dominio claro y sin ver peligrar el partido, los blancos subieron un punto más si cabe en defensa y Rudy y Llull pusieron el toque de experiencia y calidad para finiquitar una actuación gigante de un Madrid que, por fin, navega viento en popa en Euroliga.

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