Mbappé sigue tachando las fechas que le quedan para ser libre y poder anunciar al mundo su fichaje por el Real Madrid. Faltan 119 días en los que el jugador tendrá que hacer un ejercicio de resistencia ante la presión del PSG para renovar y de la grada del Parque de Los Príncipes, un estadio en el que puede empezar a sentirse como visitante.
A unas horas de terminar la semana en la que Mbappé se vio vestido de blanco, el jugador reflexiona en su casa de París sobre lo que es, lo que pudo haber sido y, sobre todo, lo que será su futuro cuando juegue en el Real Madrid. Por delante le quedan meses de condena hasta que llegue el 1 de enero para ser libre y una temporada entera en la que puede ganarlo todo con el PSG, el equipo en el que no quiere estar.
Mbappé, que no ha alzado la voz en todo este tiempo por respeto a su club y temor a las represalias de sus ultras a partes iguales, tiene por delante 119 días con sus noches en los que deberá poner en práctica el mismo manual de resistencia que le ha llevado a rechazar hasta seis ofertas multimillonarias para renovar por el PSG. Las que vendrán (porque vendrán más, seguro) no serán menores que las que ha rehusado. Al contrario.
Una renovación de otra galaxia
En el Real Madrid existe la sospecha de que el PSG podría ofrecer a Mbappé el mayor contrato de la historia del fútbol con tal de que el francés diga sí a seguir ligado al equipo amparado por Qatar. A día de hoy, el jugador tiene claro que no renovará ni por todo el oro del mundo. No es una cuestión de dinero, ya es una cuestión casi de honor y de compromiso con la palabra dada, el que no ha tenido el PSG con Mbappé.
Ahora a Mbappé le toca hablar sólo en el campo. Seguirá marcando goles (y celebrándolos) como hizo el domingo pasado ante el Reims. Y seguirá con la mente en blanco, día tras día, a la espera de hacer realidad su sueño de jugar en el Real Madrid. Ya queda menos.
