Liga Santander: Real Madrid - Celta

Bale lo intenta, pero sigue sin ser decisivo

Gareth Bale fue de menos a más en el partido que midió al Real Madrid ante el Celta de Vigo en el Santiago Bernabéu. El galés fue titular mucho tiempo después en casa.

Bale
Gareth Bale. (Enrique Falcón)

Zidane, siempre imprevisible a la hora de decidir una alineación, se decantaba por Gareth Bale, Hazard, que volvía 81 días después de la lesión que sufrió ante el PSG, y Benzema como tridente ofensivo para atacar a un Celta que llegaba al Bernabéu necesitado de puntos, ya que las jornadas pasan y el miedo al descenso crece. Si la titularidad del belga sorprendía, la del galés tampoco entraba dentro de los pronósticos. Más si cabe cuando llevaba sin ser titular en el Santiago Bernabéu desde el pasado 5 de octubre, cuando comenzó también el partido desde el principio con los mismos socios que en esta ocasión.

Bale, siempre de carácter frío y con una facilidad única para sacar de quicio a la parroquia madridista, comenzó el encuentro a su ritmo, ese que desespera al Bernabéu, lo que provocó que los tímidos pitos que sonaron cuando su nombre fue anunciado por la megafonía se multiplicaran de manera notable a los 20 minutos tras perder un balón. Un segundo fallo podría haber sido la gota que colmaba el vaso, pero en ese momento Gareth fue entrando en el partido. Sin grandes genialidades, pero subiendo su nivel.

Así se inventaba a la media hora una jugada en la línea de fondo que hacía despertar los aplausos de los que pagan la entrada. Y eso, hablando de Bale, es mucho decir. Dos minutos después se sacaba un disparo que no se marchaba lejos y cuando el descanso asomaba se anticipaba al primer palo y remataba desviada por poco una pelota servida por Hazard desde el fondo. Bale iba de menos a más y tras el descanso su rendimiento continuaría creciendo.

Con el Real Madrid tocando arrebato tras el tiempo de asueto, no quedaba otra que remontar, el equipo salió con todo y Bale no fue menos. Más activo, siendo una ayuda constante ataque y acertado, aunque el línea no pensara lo mismo, cuando servía una pelota perfecta a Sergio Ramos que terminaba besando las redes gallegas, pero el capitán estaba en fuera de juego y la jugada quedaba anulada. Lo que estaba claro es que los de Zidane y, en concreto, Gareth habían cambiado de marcha. Estaba tan metido en el partido que rozó la expulsión con una entrada por detrás sobre Rafinha en una acción en la que se remangó para ayudar en defensa, aunque, por suerte para el de Cardiff y el Madrid, Alberola Rojas lo dejó en amarilla.

Sin mucho más que aportar, Zidane decidió retirarle del terreno de juego por Mendy para llevarse una ovación de los mismos que no dudan en abroncarle cuando se lo merece. Su partido fue de menos a más y lo más importante para el Madrid es que parece que Gareth está recuperado para la causa.

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