El galo es una pieza clave en el Real Madrid

Benzema, el genio comprendido

Karim Benzema asistió con un taconazo a Casemiro en el gol que dio la victoria y el liderato en solitario al Real Madrid ante el Espanyol

El francés no deja de crecer dentro del club y con trabajo se ha ganado la admiración de todos

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El taconazo genial de Benzema previo al 0-1. (AFP)

Minuto 45 del encuentro que enfrentaba a Espanyol y Real Madrid en Cornellá. El abismo y el título en juego. Casi nada. En estas circunstancias Marcelo recibía un balón en el flanco zurdo, levantaba la cabeza y ponía un pase en largo que Sergio Ramos, situado en la frontal, prologaba con la cabeza hacia el área. Lo que vino después es un truco de magia. Una genialidad. La enésima obra de arte de un jugador único. Benzema, el único junto a Jesé Rodríguez y Sergio Ramos capaz de hacer que Florentino Pérez perdiese la compostura en un palco tras un gol. El francés se hacía con el cuero, pisaba línea de fondo y cuando parecía que el defensa blanquiazul le había cerrado cualquier posibilidad de sacar algo de esa jugada, se inventaba un taconazo que hacía bueno Casemiro para marcar un gol de campeonato. Nunca mejor dicho.

El mundo alucinaba. No era para menos. El hombre que cerro el Calderón con una jugada antológica en unas semifinales de Champions, que hizo bueno el taconazo de Guti -otro genio- en Riazor o el que hace unos días firmaba uno de los goles de la temporada ante el Valencia en el estadio Alfredo di Stéfano, lo había vuelto a hacer. Otra obra para su museo particular. El planeta fútbol se rendía una vez más ante el genio galo y éste, con una normalidad muy alejada de su recurso, tras el encuentro era preguntado por la acción y contestaba con un: “¿El taconazo? Yo veo el fútbol así”. Razón no le falta. Los genios se cuentan con una mano y ellos ven las cosas de otra manera.

Pero este Benzema es mucho más. A sus 32 años está mejor que nunca física y mentalmente. Zidane dice que lo único que ha cambiado en él es que «se ha hecho más mayor». Ya no sólo es capitán por antigüedad, también lo es por personalidad. Desde la salida de Cristiano Ronaldo, su mejor socio, entendió que tenía que dar un paso la frente y lo ha hecho. El club tardó un año en encontrarle otro aliado en la figura de Hazard, pero él comprendió en muy poco tiempo que sin el escudo del luso le tocaba ser referente. Sin gritos. Sin grandes gestos dentro del campo. Pero vital. Clave. Siendo ejemplo para los jóvenes, un hombre de confianza para Zizou y el mejor aliado de todos sus compañeros, esos que nunca han dudado de su calidad. De su fútbol. En este tiempo se ha metido en el bolsillo hasta al madridismo.

Karim está muy lejos de ser el modelo de jugador por el que la afición blanca bebe los vientos. Los madridistas son más de jugadores de garra. Raúl vale como ejemplo. Benzema siempre tuvo muy claro que no iba a correr a por un balón que se perdiese por el fondo para levantar a los aficionados de sus asientos. Él siempre apostó por hacerlo desde su calidad. Le ha costado. Le ha costado mucho, pero tras 11 años lo ha conseguido y por fin el público le ha hecho uno de los suyos. El francés ya está en ese grupo de jugadores que la parroquia blanca, exigente como pocas, venera sin fisuras. Di Stefano, Juanito, Santillana, Butragueño, Raúl, Casillas, Sergio Ramos, Cristiano… y Benzema. Él lleva un tiempo siendo de ese club y lo es por méritos propios.

Un hombre del Madrid

Benzema siempre ha sido muy criticado de puertas hacia fuera. El respeto lejos de Valdebebas no se lo han regalado. Dentro tampoco, pero su forma de ser no tardó en calar. Entre sus compañeros porque siempre ha sido el amigo de todos. No ha tenido ningún problema con nadie, dentro del campo un aliado sinigual y su calidad le sitúa a la altura de los mejores. Los entrenadores siempre han confiado en él. Hasta Mourinho, el que le comparó con un gato cuando se quedó sin Higuaín. Él también confió en su juego y con él arriba el Madrid ganó la Liga de los récords. La más brillante de las 33.

Y por último es tremendamente apreciado en la directiva. Es el jugador perfecto que cualquier club quiere tener. Nunca ha generado un problema, nunca ha pedido nada. Todo lo que le ha llegado ha sido gracias a su trabajo. Florentino, que fue a su casa en Lyon para ficharle, siempre estuvo de su lado, pero con el paso de los años todos los directivos y dirigentes se han rendido ante su forma de entender la vida. El mejor ejemplo su última renovación, cuando el club le puso encima de la mesa más años y él, siempre justo, no quiso prolongar su vinculación más allá de 2022. Después, con 34 años para 35, decidirá si se vuelve a sentar para aumentarlo, pero lo que tiene muy claro es que nunca arrastrará el ‘9’ del Madrid, ese que tantas críticas le han generado, aunque las alegrías son más y mayores.

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