El Clásico de la Liga Santander: Barcelona – Real Madrid

Esto es lo que hay

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Alaba celebra el 0-1 del Real Madrid en el Clásico ante el Barcelona.

Un golazo de Alaba en la primera parte silenció al Camp Nou y empujó al Real Madrid a una victoria solvente y eficaz en el Clásico, abrochada por el 0-2 postrero de Lucas Vázquez en la prolongación y el 1-2 final del Kun. Los de Ancelotti hicieron un partido serio y no dieron opción a un Barcelona impotente. Cualquier parecido entre los grandes Clásicos de la última década y el de esta tarde es pura coincidencia. Como diría Piqué, «esto es lo que hay».

Érase una vez un Clásico venido a menos, como Joaquín Miranda, aquel banderillero de Juan Belmonte que llegó a gobernador civil «degenerando». Lo mismo les ha ocurrido al Real Madrid y al Barcelona, al Barcelona y al Real Madrid, que tanto monta, que han ido devaluando sus plantillas porque el fútbol es como un jardín botánico: todo es perecedero.

Ya no están ni Cristiano ni Messi, ni Mourinho ni Guardiola, ni Xavi ni Casillas, ni Iniesta ni Sergio Ramos. Sus ausencias nos han dejado a oscuras a plena luz. El Clásico ha perdido a casi todos los guerreros que elevaron a epopeyas las guerras del puente aéreo entre el Real Madrid y el Barcelona. Apenas quedan un puñado de supervivientes de aquellas ilíadas inolvidables y sin prisioneros. Piqué en el Barça y Benzema en el Madrid para portar el pendón de lo que fueron aquellos maravillosos Clásicos.

Es lo que hay, que diría el ínclito Piqué, empresario de profesión y futbolista a tiempo parcial. Y lo que había sobre el césped del Camp Nou, con el peor aspecto de público en un Clásico en 24 años, eran los siguientes muchachos. Por el Barcelona Koeman elegía a Mingueza para el lateral derecho y colocaba otra vez a Dest como extremo. Eric García y Piqué formaban la pareja de centrales, mientras que el medio era para el trío Busquets, De Jong y Gavi. Arriba formaban Memphis y Ansu Fati, renacido tras más de un año de lesión y convertido en la gran esperanza azulgrana.

En el Real Madrid Ancelotti no se complicó la vida y repitió el once que le hizo una manita al Shakhtar en la Champions. Lucas Vázquez y Rodrygo, voluntariosos pero livianos de físico, deberían blindar el flanco derecho madridista, zona cero por la que amenazaban por entrar Ansu Fati y Jordi Alba, los dos cuchillos que más cortan en el Barça.

Domina el Barcelona

Y cuando dieron las 16.15, hora atípica para un partido de fútbol pero las teles mandan, echó a rodar la pelota y comenzó el Clásico en el Camp Nou. Primer detalle en el Barcelona: Ansu Fati era el delantero centro y Memphis caía escorado a la izquierda. Primer detalle en el Madrid: defensa adelantada casi a la línea del centro del campo.

Transcurrieron los primeros compases del Clásico sin que ni Barça ni Madrid quisieran hacerse daño. Ambos equipos protagonizaban una suerte de ritual por la que se medían las fuerzas pero en la distancia. Ligeramente mejor (y más valiente) el equipo de Koeman pero sin atosigar a Courtois. Poco a poco, la presión del Barça (que defendía casi en individual) encerró al Madrid en su propio campo.

Koeman tenía claro que no quería ni ver a Benzema o a Vinicius con la pelota, por lo que ordenó a sus jugadores presionar muy arriba a los Lucas, Mendy, Militao y compañía. Y ahí el Madrid las pasaba canutas. La primera noticia ofensiva del equipo de Ancelotti la protagonizó precisamente Vinicius en el 13 con una galopada que hizo contener la respiración al Camp Nou y que abortó Eric García.

Aparece Vinicius, marca Alaba

El Clásico fue perdiendo fuelle e intensidad. De talento, mejor ni hablamos. Conclusión: el Barcelona-Real Madrid empezó a ser un partido soso y aburrido como una menestra de verduras sin sal. En el minuto 20 por fin llegó la primera polémica. Fue un posible penalti de Mingueza a Vinicius. En directo lo pareció. Con la repetición, se vio que Vini se intentó regatear a sí mismo y acabó trastabillado y por los suelos.

En el 24 tuvo el Barcelona el 1-0 en el Clásico. La jugada la cocinó Memphis que dejó en cueros a un Militao que tiene más costuras que los vaqueros de un rockero. El delantero culé retrató al central y asistió al área. Allí Ansu Fati hizo una dejadita para que Dest la tuviera a huevo para marcar. Erró el estadounidense y la echó al cielo de Barcelona. Ancelotti respiraba.

Y mientras los minutos pasaban sin nada reseñable en el Clásico superamos la media hora de partido. Entonces llegó el 0-1 del Real Madrid. Fue una contra que inició Alaba en una recuperación en campo propio. El austriaco se apoyó en Vinicius, que abrió para Rodrygo. Alaba siguió corriendo, el brasileño se la puso y el austriaco, apenas se asomó al área de Ter Stegen, la puso en casi por la escuadra al palo largo con un disparo seco e inesperado. Primer tiro a puerta del Clásico y golazo.

Respondió el Barça con un cabezazo de Piqué a la salida de un córner que se marchó a la derecha de Courtois. Fue un espejismo. El Clásico se había partido y el Real Madrid empezó a encontrar pozos petrolíferos a la espalda de la zaga azulgrana. La mejor noticia para Koeman fue la llegada del descanso y con él el primer cambio: Coutinho por Mingueza.

Resiste el Madrid

El Barcelona tocó a rebato y Alaba, imperial y caudillo, sostuvo al Real Madrid. El Camp Nou apretaba para ayudar a su equipo. Coutinho había salido enchufado. También espabiló Ansu Fati, que se topó con Courtois en el 48. Otra vez fue gaseosa el equipo de Koeman.

El Real Madrid, que resistió las embestidas azulgranas, volvió acrecer en torno a la pelota. Un inspirado Benzema empezó a gobernar el juego desde cualquier sitio. Porque Benzema juega de eso: de Benzema. El Clásico volvió a pararse y dejaron de pasar cosas reseñables.

Pidió el Barça penalti por mano de Kroos, pero el alemán había sido empujado previamente por De Jong, así que la jugada quedaba invalidada. También la tuvo Vinicius en una cantada de Dest que le habilitó ante Ter Stegen. El brasileño se durmió y el norteamericano corrigió su error. Justo después, en el 61, la tuvo Benzema dentro del área, pero su media volea centrada la atrapó abajo Ter Stegen.

Aparece Vinicius

Ancelotti, como siempre, masticaba los cambios como si fueran esos chicles que tritura a mandíbula batiente. Valverde, Asensio, Nacho, Hazard… Muchos esperaban su oportunidad de jugar el Clásico en las filas del Real Madrid. Carletto eligió a Fede primero y sacó del campo a un Rodrygo, que se vació arriba y abajo.

En el 71 perdonó el 0-2 Benzema después de una asistencia medida de Mendy, que había trazado una gran pared con Vinicius. Koeman tiró de Agüero y sacó del campo a un desdibujado Ansu Fati. Luego metió a Sergi Roberto por un De Jong invisible. Al Barça, poquito a poco, se le iba consumiendo el tiempo de igualar (no digamos ya remontar) el Clásico.

Pasaron los minutos y el Barcelona intento sus últimos arreones. Koeman incluso metió al otro De Jong, al delantero gigante, en busca de un milagro aéreo. También Ancelotti metió a Asensio por un fundido Vinicius. Courtois vio cómo se le enganchaba la rodilla en un mal giro y dio el susto del siglo a Carletto. El que no aguantó fue Valverde, que acabó conmocionado y sustituido por Carvajal.

El Barça apretó con más voluntad que acierto y el Real Madrid se defendió sin agobios. Incluso encontró el 0-2 en una contra que aceleró Asensio y remató casi bajo los palos Lucas Vázquez en una llegada de pura fe. Pasaron los minutos de la prolongación y los blancos, a pesar del 1-2 postrero del Kun Agüero, se llevaron en el puente aéreo tres puntos del Clásico con menos talento y menos fútbol de la última década.

Pero, como diría Piqué, «esto es lo que hay».

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