Pasaban unos 20 minutos de las 19 horas del 28 de octubre de 2018. El Real Madrid acababa de perder con extrema crueldad 5-1 en el Camp Nou ante el Barcelona. Un Clásico donde los blancos no fueron tan inferiores como reflejaba el marcador, pero en esto del fútbol mandan los resultado y Lopetegui a esas horas ya estaba despedido. No era oficial, pero sí oficioso. Y el principal candidato para reemplazarle en el banquillo del Santiago Bernabéu era un Antonio Conte que había dejado de ser entrenador del Chelsea unos meses ante. Un técnico que no era del gusto del vestuario, tal y como mostró Sergio Ramos en la zona mixta del estadio azulgrana.
Al ser cuestionado por la posibilidad de que Conte remplazase a Lopetegui, un entrenador que a pesar de los resultados tenía el respaldo del núcleo duro del vestuario, el capitán no se mordió la lengua. «¿Conte? El respeto se gana, no se impone, la gestión de vestuario es más importante que el conocimiento de un entrenador», dijo el capitán en unas declaraciones que fueron escuchadas por la directiva.
El Real Madrid volvió de Barcelona y al otro día, tras una larga reunión en el Santiago Bernabéu y ya entrada la noche, se confirmó el despido de Lopetegui y el ascenso de Solari al primer equipo, ya que antes era entrenador del Castilla. Los jugadores, y en especial Sergio Ramos que fue el que dio la cara, habían ganado parte de la partida, ya que por ellos el vasco nunca hubiese sido cesado.
Una vieja historia de desamor
Lo que pasó después ya es de sobra conocido. El argentino llevó a un equipo desnortado hasta donde pudo, pero tras perder dos Clásicos, en uno de ellos quedándose sin final de Copa, y caer ante el Ajax en los octavos de final de la Champions, también fue cesado y remplazado por un Zidane que resucitó a un equipo que todavía está en reconstrucción, aunque con una Liga más.
El destino ha querido que Conte y Sergio Ramos se vuelvan a ver las caras en el estadio Alfredo di Stéfano en un partido con aroma de final. Tanto los blancos como los italianos se juegan su futuro en la Champions y el que no sea capaz de ganar quedará muy tocado. Uno es el capitán del Real Madrid y el otro el entrenador de los de Milán.
Ninguno de los dos se ve las caras desde 2016, cuando en los octavos de final de la Eurocopa de Francia la selección transalpina venció a España. Semanas después, el entrenador se enfrentó en un amistoso a los madridistas dirigiendo al Chelsea, pero el camero no estuvo presente en aquel encuentro. Más de dos años después, el camino de los dos se vuelve a cruzar.
