Thibaut Courtois sigue en el diván. El portero del Real Madrid no termina de recuperar su mejor nivel, ese que le encumbró hace no tanto a la cima de los guardametas y que ahora, defendiendo los colores del conjunto madridista, no es capaz de encontrar. Una situación que paga muy caro un equipo dirigido por Zinedine Zidane que no es capaz de cerrar el eterno debate de la portería blanca. Ese que abrió Mourinho en 2012 y que en 2019 todavía sigue muy vivo.
El belga no es un portero seguro. Es un gran arquero, pero no transmite esa tranquilidad a sus compañeros que dan otros cancerberos de nuestra Liga como Ter Stegen u Oblak. Barcelona y Atlético saben que cuando los atacantes rivales se plantan delante de su meta, en ella se encuentra uno de los mejores guardametas del planeta. Una situación que muchas veces noquea a los propios delanteros. Esto al Real Madrid con Courtois no le pasa.
Los datos no falsean nunca la realidad y los de Thibaut no son buenos. 12 goles encajados por 11 paradas suma esta temporada. Unos números que están muy lejos de ser aceptables para un portero que defiende la meta del Real Madrid, la más exigente del planeta. Ante el Mallorca no se puede decir que fuera uno de los culpables de la derrota, sería muy injusto focalizar el batacazo sobre su persona, pero sí se puede afirmar que las dos veces que los baleares tiraron con peligro el balón terminó besando las redes. Primero en el chut ajustado de Lago Junior que valió para abrir el marcador y dar los tres puntos a los locales. Y después, cuando Budimir volvió a encontrar premio, aunque en fuera de juego. Hay que decir que estos goles fueron mucha más culpa de una defensa madridista que volvió a hacer aguas que de un portero que no hace lo que se pide cuando juegas en el Madrid: salvar las pocas ocasiones que tenga el rival.
Sin apoyos
Courtois no lo está pasando bien en los últimos tiempos en el Real Madrid y declaraciones como las que realizó tras el encuentro, donde no dudó en señalar a un Odriozola que fue expulsado en el tramo final del partido por doble amarilla, no le ayudan. El belga no tiene muchos amigos en la caseta blanca y su principal apoyo es Eden Hazard, que está más integrado que él en mucho menos tiempo. Thibaut tiene que parar y pensar.
