El partido ante el Getafe era más que una final y ya se sabe que el Real Madrid no suele fallar en esas citas. Los blancos sufrieron, durante tramos del partido se vieron superados por un conjunto azulón que engrandece la palabra equipo, pero una internada de Carvajal que acabó en un penalti que Sergio Ramos, el hombre de esta Liga, no desaprovechó para dar los tres puntos a un equipo blanco que desde la calma puede empezar a mirar el calendario para pronosticar donde puede cantar el alirón. El 34 ni más ni menos.
Al Real Madrid le quedan cinco finales y la primera será tan grande como una catedral. Una visita a San Mamés para medirse a un Athletic que busca Europa y llega en un muy buen momento. El encuentro, que se disputará dentro de 62 horas y no guarda las 72 de descanso obligadas por Fifpro, es clave. Posiblemente, el partido más duro que tendrán que afrontar los blancos, aunque desde la tranquilidad. Si ganan harán que el Barcelona salte por la noche a La Cerámica a siete puntos del líder, pero si no se logra la victoria hay colchón.
Tras este encuentro, los blancos recibirán al Alavés en el estadio Alfredo di Stéfano. Lo normal es que los vascos necesiten los puntos para certificar la salvación y seguro que plantarán cara a los de Zidane. Y después la locura. Tres partidos en seis días donde si todo va bien deberían entonar el alirón.
Si la clasificación no se mueve por arriba y los cuatro puntos de distancia se mantienen, los blancos serán campeones frente al Villarreal el 14 de julio en Valdebebas. Si los azulgranas fallan ante los amarillos o el Espanyol, el título se podría certificar en Los Cármenes ante un Granada que no se juega nada a tres jornadas del final. Y si el Madrid pincha, el Barcelona no y la ventaja se reduce, los blancos deberían ganar en la última jornada a un Leganés descendido, previsiblemente, en Butarque, para poder levantar al cielo la Liga 34. Cinco finales, con margen de error, separan a los de Zidane del título.
