Mientras el madridismo sólo tenía un nombre en la cabeza, el de Mariano Díaz, el hombre que había necesitado 52 segundos y cuatro toques para marcar su primer gol en Liga ante el Barcelona, Zidane salía a la rueda de prensa posterior al Clásico y con sus palabras bajaba la euforia de unos y molestaba a otros. «Es el tercer delantero del equipo y lo ha hecho muy bien, pero no cambia nada», sentenciaba el preparador francés con una frialdad que no dejó a nadie indiferente cuando fue preguntado por uno de los héroes del partido ante el azulgrana. Al delantero tampoco.
A Mariano no le gustaron esas palabras. Minutos después de tocar la gloria sobre el césped del Santiago Bernabéu y llegar visiblemente emocionado al vestuario, donde fue recibido con gran cariño por sus compañeros y todos los trabajadores del club, a pocos metros, su entrenador, el mismo que ha tardado 26 jornadas en darle unos pocos minutos en Liga, pronunciaba unas palabras que no encajó del todo bien el jugador, aunque ni mucho menos le mermaron lo más mínimo.
El delantero tiene claro que con Zidane la cosa no la tiene fácil. Esa predilección que mostró el galo por él cuando le tuvo a sus órdenes en el Castilla, hay que recordar que fue clave en su renovación en enero de 2016, o cuando decidió que tenía sitio en el primer equipo meses después, renunciando a importantes propuestas, ha cambiado totalmente. Mariano no puede decir ni que ha tenido un papel de secundario en esta temporada, sólo algún cameo en la Supercopa de España, cuando Zizou no tenía nada más y Jovic, su gran apuesta, no respondía.
En el horizonte el Real Madrid empieza a divisar la vuelta de los octavos de final de la Champions ante el Manchester City. Los blancos, tras caer en la ida, necesitan como mínimo dos goles para estar en cuartos y viendo el estado del resto de los atacantes parece lógico que Zidane cuente con Mariano, uno de los futbolistas con más gol de la plantilla. Aunque juntar en la misma frase Mariano, Zidane y lógica parece cuanto menos arriesgado.
Pero Mariano no se baja de su propio barco, en ese en el que se han subido muchos en las últimas horas, aunque parece que Zidane sigue mirándolo desde el puerto. No obstante, el goleador va a seguir trabajando para demostrar a todos que puede ser útil en este Real Madrid. Él siempre ha tenido claro que no es peor que otros compañeros y en el club son conscientes de que nadie cree más en Mariano que el propio Mariano.
Oportunidades de salir ha tenido muchas y buenas, pero le da igual. Su sueño es jugar de blanco y lo mantendrá, como mínimo, hasta final de temporada. Su trabajo y compromiso están garantizados, ahora toca que Zizou ceda y abra la mano con un jugador que muchos piensan que no está teniendo un trato justo.
