Volvió el Real Madrid a la senda de la victoria con una goleada contra el Alavés, en un partido en el que los focos apuntaron a Karim Benzema y Eden Hazard. Los blancos consiguieron dejar atrás sus problemas con el gol, gracias a cuatro tantos cuyo protagonismo reside en su mayoría en las dos estrellas del ataque madridista. A su sombra, un soberano Toni Kroos, que sin hacer ruido se convirtió en el mejor de los madridistas en Mendizorroza, guiando al equipo hacia la victoria y reenganchándolo -con permiso del Atlético- a la carrera por el título.
Necesitaba el Madrid ganar y convencer. La imagen de los últimos cinco partidos no había sido precisamente la mejor. El equipo tocó fondo contra el Alcoyano en un partido en el que terminó jugando con los titulares sobre el campo. La eliminación les dejaba muy señalados y sin margen de error. Obligados a dar su mejor versión, en Vitoria apareció uno de los mejores jugadores de los madridistas de la presente temporada: el alemán.
La aportación de Benzema y Hazard en los goles del Madrid fue fundamental, pero no menos importante fue la de Toni Kroos. Cogió las riendas en la sala de máquinas y se puso a fabricar la ofensiva madridista, aprovechando los huecos que dejaba el Alavés atrás.
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Dos goles salieron de sus botas
Kroos volvió a dar una clase magistral de precisión. El alemán lideró de forma silenciosa la victoria madridista completando un gran encuentro en todos los aspectos. De sus botas nacieron dos de los goles madridistas: el primero, obra de Casemiro, y el que daba la tranquilidad antes del descanso que marcó Hazard.
En el minuto 15, cuando más le estaba costando al Madrid, ante el buen comienzo alavesista, Kroos aprovechó un saque de esquina para darle el primero a Casemiro. Los blancos cuentan con un gran poderío aéreo y no sólo por la cantidad de buenos rematadores con los que cuentan en la plantilla. Los balones que pone el alemán dan una gran ventaja a sus compañeros, como sucedió en el córner que cabeceó el brasileño al fondo de la red.
Al final del primer tiempo, con el Madrid mandando 0-2, volvió a aparecer para dejar solo a Hazard. Cierto es que le ayudaron las facilidades que daba la defensa adelantada de los de Abelardo. Hazard tiró el desmarque aprovechando el error al tirar el fuera de juego, Kroos le vio y se la mandó en largo al pie. Controló el belga y batió a Pacheco, dejando prácticamente sentenciado el partido.
Pero las dos asistencias no fueron la única aportación del mediocentro al partido. Además de las dos asistencias, dio otros dos pases clave que no llegaron a terminar en gol. El ex del Bayern se convirtió en la principal referencia de los blancos en el centro del campo y en el conductor del ataque, mostrando una gran efectividad en el pase, acertando casi el 96% de los 94 pases que intentó.
La presión del Alavés buscaba impedir la salida en corto de los blancos, pero no fue un problema para Kroos, que supo desatascar el juego de los suyos. Encontró soluciones de todo tipo y se asoció a la perfección con los integrantes del tridente. Probó con 15 balones en largo durante el encuentro, de los que 14 llegaron a su destino con éxito. Además, se supo anticipar a los jugadores babazorros, ganando cinco duelos y recuperando cinco balones.
A la sombra de Modric, pero fundamental
Kroos lleva toda la temporada eclipsado por el gran rendimiento de Luka Modric. El buen funcionamiento del equipo ha estado liderado durante gran parte de la temporada por el croata. Sin embargo, no hay que hacer de menos la aportación del alemán. Su buen entendimiento con su pareja de baile en el centro del campo madridista ha conseguido dar grandes momentos de fútbol a los de Zidane durante los últimos tiempos.
El excelso nivel del Balón de Oro de 2018, que ha recuperado aquella versión que le convirtió en el mejor del mundo, ha dejado en un segundo plano a un Kroos que también ha dado un paso adelante. El ‘8’ madridista ha rendido también a un gran nivel durante los momentos complicados por los que han pasado los blancos durante este curso. Su presencia sobre el terreno de juego es fundamental y no hay más prueba de ello que ver lo sucedido cuando no ha estado.
