Ya no hay marcha atrás. Achraf HaKimi es nuevo jugador del Inter de Milán. Entorno a las 16:00 horas del 2 de julio el Real Madrid y el club italiano emitían dos comunicados con el mismo fondo, pero distinto mensaje. Los blancos confirmaban la venta del internacional marroquí y le agradecía «todos estos años de dedicación, profesionalidad y comportamiento ejemplar desde que llegó a nuestra cantera en 2006 y le desea mucha suerte en su nueva etapa”, mientras que la entidad transalpina emitía una escueta nota en la que confirmaba el fichaje y la duración de su contrato, que será hasta 2025.
Lo que llevaba siendo un secreto a voces en los últimos días ya era oficial. Pero, ¿por qué Achraf ha preferido fichar por el Inter de Milán dejando pasar la oportunidad de triunfar en el Real Madrid? Tres son los motivos que le han empujado a tomar esta decisión, que el club blanco no termina de comprender, aunque acepta y no esconde que los 40 millones de euros más variables que ingresará le vienen muy bien en época de pandemia. El proyecto, protagonismo y el dinero han sido los tres pilares que hicieron hace un mes al canterano madridista cambiar de opinión y no luchar por su sueño de triunfar en un club donde llegó en categoría benjamín para probar suerte en Italia.
El proyecto del Inter de Milán le viene muy bien a Achraf. Pocos pueden beneficiar tanto a su forma de entender el fútbol. El esquema que utiliza Antonio Conte, cinco defensas con dos carrileros, le permitirán explotar todo su potencial. La idea de fútbol que tienen los italianos tiene poco que ver con la de Zidane y la realidad que es que en el Giuseppe Meazza se puede sentir más cómodo a la hora de subir y bajar la banda. Además, subirá el nivel de un equipo que quiere acabar con el dominio de la Juventus en la Serie A.
Luego está el tema de los minutos. El Real Madrid contaba con él, Zidane le tenía entre sus planes y las opciones para jugar eran múltiples. Los técnicos blancos le veían como un complemento perfecto de Carvajal, formando la mejor banda derecha del mundo. También podía ocupar el lateral izquierdo y posiciones más adelantadas. Sitio iba a tener, pero lo que nadie le iba a garantizar era la titularidad. Algo que exigía y que Zizou no fue capaz de asegurarle. Jugaría si se lo merecía.
Por último, está el sueldo, mucho más elevado en el Inter de Milán que en el Real Madrid. En el club blanco iba cobrar una cantidad que no llegaría a los cuatro millones de euros, mientas que en Italia, con una regulación fiscal mucho más favorable, ingresará unos cinco kilos por curso más objetivos. Una cantidad a la que los blancos no iban a llegar en un primer momento y que le ha llevado a renunciar a su sueño. Ese que había mantenido desde 2006 hasta ahora.
