El Real Madrid lleva dos años sin conseguir el título de Copa del Rey y se le nota hambriento. En la semifinal, frente a Valencia Basket, los blancos cuajaron el mejor partido de lo que va de temporada mostrando dos registros tremendamente efectivos. En la primera mitad dejaron en 20 puntos a los taronja y en la segunda les pasaron por encima enchufando triples a voluntad.
Este domingo, los blancos buscarán frente a Unicaja la revancha de la Copa del Rey de hace 15 años que se llevaron los verdes en Zaragoza. Se trata del único título en la historia en el torneo del K.O. del equipo andaluz, aunque regresarían a una final hace 11 temporada para perderla ante Tau Vitoria. Muchas cosas han cambiado desde aquellos duelos, empezando porque Unicaja ya no es el equipo que podía plantar cara al Madrid.
La onda de Unicaja ha cambiado, y de qué manera, en los últimos años centrando el tiro en jugadores nacionales con futuro como Jaime Fernández, Rubén Guerrero o Dario Brizuela frente a unos extranjeros que salieron mal al equipo en las últimas temporadas. Con la base de futuro de la selección española, Luis Casimiro buscará sacar a los blancos con la intensidad y el apoyo de un público que no se ha visto en una igual en mucho tiempo.
El Madrid, tras abrir el tarro de las esencias ante el Valencia, querrá imponer un ritmo alto con Campazzo y Tavares como sus tótems en el juego de ataque y defensa. Ambos marcan la diferencia por su destreza en la cancha y también por sus superpoderes con el argentino siendo capaz de crear una canasta en cualquier situación y el africano cambiando constantemente los tiros de los rivales.
Puede que muchos crean que la final está desequilibrada porque Unicaja ya no es lo que era, pero que nadie subestime el corazón del anfitrión. La oportunidad de hacer historia es tremenda. El Madrid deberá dar el 101% si quiere salir con el título de la encerrona del Carpena.
