El Real Madrid llega al Camp Nou en estado de alarma después de dos partidos tediosos contra Cádiz y Shakhtar. Tras marcharse líder al parón en un comienzo de temporada impoluto, el equipo de Zidane se ha caído en una semana y las crítica ácida aflora sobre la plantilla del equipo madridista que se siente dolida por la dureza de los reproches. Los actuales campeones llegan picados al Camp Nou y con ganas de revancha.
«Estamos heridos, pero que no nos entierren tan pronto». Esta frase ha sonado de forma rotunda en el vestuario de Valdebebas en las últimas horas. Los jugadores del Real Madrid están heridos en su orgullo y con ganas de tapar bocas a los que dicen que algunos no dan el nivel o que están acabados. Esto ha dolido mucho en el vestuario y supone una motivación perfecta de cara al Clásico que se disputará este sábado en el Camp Nou.
El Real Madrid llega al Clásico con sangre en la boca y los dos batacazos seguidos en el Di Stéfano no han mermado la autoestima de una plantilla que se sigue sintiendo competitiva y capaz de ganar los títulos en liza. En la última semana ha habido mucha autocrítica en el vestuario de Valdebebas y los jugadores han cerrado filas en torno a la figura de un Zidane que ha sido el principal foco de las críticas.
Todos a una con Zidane
El vestuario del Real Madrid está con Zidane a muerte. Salvo algún canto al escepticismo por las alineaciones locas del entrenador francés, en la plantilla blanca hay consenso: todos están a muerte con el técnico. Los futbolistas son sabedores de que algunas críticas con el entrenador han sido injustas y quieren darle una alegría en el Clásico. El galo siempre ha dado la cara por ellos cuando han venido mal dadas y eso no lo olvidan los pesos pesados del vestuario.
