Para Zidane la nueva normalidad será la vieja normalidad El entrenador del Real Madrid volverá a utilizar su método de rotaciones masivas para alternar el plan A con el plan B en las once finales que quedan para que su equipo intente la escalada a una Liga que tenía encarrilada y se le torció en el Villamarín.
Después de casi dos meses de confinamiento –en casoplones sí, pero confinamiento al fin y al cabo– los jugadores del Real Madrid regresarán a los entrenamientos a partir de este lunes. Será una reincorporación progresiva, una desescalada que diría en sus homilías sabatinas el tal Sánchez, para volver a entrar en contacto con el balón y para que la Liga, con permiso del coronavirus, pueda volver en la segunda quincena de junio.
Más allá del plan físico diseñado por Dupont para poner en forma a la plantilla después del parón, Zidane tiene muy claro que su método de rotaciones masivas será más importante que nunca para poder exprimir la profundidad de su plantilla en los once partidos que faltan para acabar la Liga y que se jugarán de manera intensiva a razón de dos por semana.
«Tengo un equipazo», ha repetido Zidane desde la pretemporada hasta que el coronavirus detuvo el fútbol en seco. Lo decía porque es el mensaje que le toca como entrenador del Real Madrid y también porque lo piensa. Por supuesto que Zizou no es tonto y sabe que su plantilla no es redonda y que tiene costuras, sobre todo tres: un central de nivel para ayudar a Varane y Ramos, un suplente que dé un respiro a Casemiro y un rematador que convierta las llegadas al área en goles y no en uys.
Pero, a pesar de sus defectos, Zidane confía ciegamente en su plantilla y piensa exprimirla al máximo en lo que serán los 40 días de competición más extraños e intensos que se recuerdan en la historia de la Liga. El plan A será clave pero el plan B –que ha decepcionado bastante esta temporada– también será crucial. Eso y dos lesionados de lujo en los que Zizou tiene puestas grandes esperanzas: Asensio y Hazard. Que no es poca cosa.
